El Capitán de Fragata José A. Oca Balda: el Marino industrialista.

Juan Godoy

“El librecambio inglés finalmente fue un baluarte poderoso para defender el nuestro, siempre por medio de silogismos simplistas mirando en una sola dirección como si se llevaran anteojeras para no ver todo cuanto emana de un principio. Si el Imperio Británico había llegado a ocupar el rango de primer potencia mundial siendo librecambistas, lógicamente nosotros, para alcanzar los resultados, teníamos que abrir el mercado. Esta manera de razonar propia de los pueblos esclavos e incapaces de forjar su propio destino, que ahora emplean algunas agrupaciones para imitar servilmente a las dictaduras europeas, eliminaba toda investigación referente a los factores y condiciones de Inglaterra (…) No se comprendió que Inglaterra tenía industria”.

(José A. Oca Balda)

“Su libro póstumo, El último libertador, que recopila parte de los trabajos de Oca Balda, es una lectura obligatoria para los que quieran tener un conocimiento serio sobre lo que ocurrió en esa década de ignominia y un anticipo de los juicios que merecerán los que se obstinen por seguir por esa senda”.                                                                                                         

(Raúl Scalabrini Ortiz)

            La línea nacional de nuestras Fuerzas Armadas que pone en cuestión la dependencia, piensa en la defensa nacional al mismo tiempo que en la necesidad del desarrollo industrial, la defensa de la recursos estratégicos y en muchos casos también pone sobre la mesa la cuestión social, tuvo una fuerte impronta en nuestro Ejército. Así, podemos encontrar gran cantidad de exponentes de esa línea en el mismo. No obstante, en la Armada encontrar personalidades en esa misma línea resulta más difícil (por diversas razones, entre las que mencionamos brevemente -ya que no es nuestro objeto-, las diferentes influencias en la formación de cada una de las armas), aunque tenemos varios exponentes desde ya. Entre estos, uno de los centrales es el Capitán de Fragata José Antonio Oca Balda.

            El ñato Oca, como cariñosamente lo llaman los amigos, nace el 15 de abril de 1887 en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Tempranamente se interesa por la carrera militar, ingresando hacia 1903 a la Escuela Naval Militar de la que egresa como guardiamarina en 1907. Cumple tareas en varios buques de la Armada. Entre los destinos principales que se le asignan se encuentra la Patagonia, sobre la cual comienza a tener un gran interés en diversas áreas como la protección y desarrollo de los recursos. También es Director de la Escuela de Pilotos y Maquinistas Navales. Viaja a Estados Unidos para formarse como submarinista. También lo hace en Alemania. Recordamos que en junio de 1922 bajo la impronta de Enrique Mosconi se produce la trascendental creación de YPF, con la cual colabora Oca Balda. En 1925 detenta el grado de Capitán de Fragata.            

A un año del golpe de estado de 1930 liderado por Uriburu, Oca Balda pide la baja y dedica sus esfuerzos a sus estudios, investigaciones, escritos y denuncias. Personalidad inquieta, además de patentar en los primeros años de la década del veinte más de quince inventos, es un escritor prolífico con varios libros de su autoría, y gran cantidad de artículos en diversas revistas. También se destaca como conferencista.

Escribe una enorme cantidad de trabajos, citamos los títulos de algunos pocos como muestra de las diversas temáticas que aborda en las cuales vamos a indagar más adelante en este artículo: “Autonomía del poder naval”, “Defensa de la producción rural en el mercado interno”, “La riqueza que sustenta el cabotaje marítimo nacional”, “Bases comerciales de una corporación de productores para mejorar las condiciones de pesca en el puerto de Mar del Plata”, “Astronomía y navegación”, “Sobre la Base Naval de Puerto Belgrano”, “La cuestión de la tierra pública”, “Utilización de las mareas en el golfo San José”, “Nacionalismo (relaciones entre la política y la guerra)”, etc.

Es condecorado en 1931 por haber participado del salvataje del “Monte Cervantes” que había naufragado a la altura de Tierra del Fuego. En plena “década infame” funda la Escuela de Estudios Argentinos que edita la revista “Servir”. Escriben ahí, entre otros, Raúl Scalabrini Ortiz dando a conocer sus primeras investigaciones sobre los ferrocarriles, uno de los maestros militares de Perón: José María Sarobe, como asimismo otro marino ilustre el Almirante Segundo Storni.

Este breve recorrido por algunos de los hitos de su biografía nos permite ir adentrándonos en su figura, comprender sus intereses y contextualizar sus escritos. Adolfo Holmberg afirma que “sus clases de estrategia militar en la Escuela Superior de Guerra lo plantaron de frente a los magnos problemas de la Gran Estrategia Nacional. Vio que nuestro país es rico, pero que no se aprovechan sus recursos porque carece de métodos administrativos; vio que crece sin fortalecerse, porque no tiene estructuras y principios”. (Holmberg. En Oca Balda, 1942: 9) Observa así que la Argentina es un país con un gran territorio y enormes recursos, no obstante no disfruta plenamente de los mismos ya que por diversos mecanismos esa riqueza drena al extranjero.

Por su parte, el Capitán de Fragata Francisco Danieri también tiene un juicio positivo sobre el Capitán de Fragata, comenta sobre el mismo que era un “pensador genuino, más que un enciclopédico era un productor de nuestras concepciones”. (Danieri. En Oca Balda, 1942: 11) Un escritor y pensador que busca enraizar su pensamiento en la tradición profunda de nuestra patria, no apunta a copiar acríticamente lo que dijeron otros, sino a tener un pensamiento creativo, al mismo tiempo que útil a la resolución de las problemáticas nacionales. Aboga por la conformación de un esquema de análisis para tener un marco desde dónde interpelar y resolver las mismas.

Carlos Piñeiro Iñíguez en su trabajo sobre la construcción del ideario de Perón sostiene que “los escritos de Oca Balda venían a confirmar los postulados de Alejandro Bunge, y más allá de nuestras fronteras, las posiciones proteccionistas de Hamilton y List”. (Piñeiro Iñíguez, 2010: 276)

Fallece tempranamente el 9 de mayo de 1939. Personaje valorado por varios de sus camaradas de armas, como por sus amigos y allegados, no resulta casual que tres años después de su muerte, por impulso y esfuerzo de estos se edite su obra póstuma. Son más de 700 páginas de escritos que habían quedado inéditos. Lleva el título: El último libertador. Obra escrita en homenaje a la memoria de Carlos Pellegrini. En éste nos basamos principalmente para nuestro trabajo. Nada menos que Scalabrini Ortiz (quien decía que por diferentes caminos habían llegado a conclusiones similares), afirma que este trabajo además de reflejar la realidad del país, “es un documento histórico que muestra cómo fue frustrado el intento argentino de liberación en el trascurso de la primera posguerra”. (Scalabrini Ortiz. En Jaramillo, comp., 2007: 1935) Asimismo lo consideraba (como aparece en la frase que reproducimos al comienzo del artículo), un libro de lectura obligatoria.

Esta idea de Scalabrini Ortiz se debe, entre otras cuestiones, a que en dicho trabajo Oca Balda resalta que el proceso de industrialización tenue nacido en la década del 30 en nuestro país, no es fruto del esfuerzo y la planificación de un gobierno sino más bien se da de forma coyuntural impulsado por la crisis de Wall Street y posteriormente (aunque nuestro pensador no llega a verla) por la Segunda Guerra Mundial. Recuerda que durante la Primera Guerra Mundial había sucedido algo similar, pero que una vez finalizada la misma la industria no fue protegida y decayó rápidamente.

Oca Balda está interesado en generar un conjunto de ideas que actúen como orientación y herramientas para los gobernantes. Apunta a la conformación de principios y valores que den forma a una Doctrina Nacional. Afirma en este sentido que “no se trata, pues, de una preparación detallista especializada, sino de cuerpos fundamentales de doctrinas y coordinación de los grandes principios de gobierno a los que todas las actividades de la nación se unen como simples ramas de un mismo tronco”. (Oca Balda, 1942: 29) La articulación de esos principios doctrinarios actúan como líneas de orientación para la acción y la resolución de las problemáticas nacionales. Así, considera urgente y central “crear de inmediato una poderosa conciencia nacional sobre un cierto número de soluciones vitales y de normas precisas”. (ibidem: 51)

Le da a la noción de unidad nacional una centralidad en sus ideas. En este sentido define como la Estrategia Mayor o Gran Estrategia a “la ciencia de la unidad nacional en su organización interior y en sus relaciones con el mundo exterior”. (ibidem: 29)

Entre sus proyectos se destaca en la década del 20 uno referido a la generación de energía mareomotriz. El mismo se le ocurre una tarde de navegación frente a Península Valdés. La propuesta se basaba en el aprovechamiento del desnivel entre el Golfo Nuevo y el San José, entre ambos se debía construir un canal que podía generar unas seis veces lo que producía la Usina de El Chocón. Se trataba una fuente de energía limpia, abundante y barata. A pesar del impulso de Oca Balda, acompañado por diversas personalidades, no llega a implementarse. Este proyecto trunco como otros nos dice Fermín Chávez, quedan bajo “el eclipse de la autoconciencia nacional, importado -hay que usar la palabra- por los personeros de la inteligencia colonial británica, empeñada en desarrollar solamente aquellos proyectos de obras que favorecían a los intereses del sistema central”. (Chávez, 1981: 30)

En el centro de su pensamiento está la cuestión del desarrollo nacional. Crítico profundo de la política librecambista que imperó mayormente a lo largo de nuestra historia, aboga en contraposición por una política proteccionista insistiendo “no creemos francamente, en la eficacia de este sistema con mercado abierto, ni en nada que se aparte de una política proteccionista”. (Oca Balda, 1942: 65)En otra ocasión en su crítica al liberalismo sostiene en la misma línea: “la protección industrial es indiscutible y ya indiscutida”. (ibidem: 171)

Entre sus muchas ideas y proyectos también está la de la creación de un banco industrial para fomentar el desarrollo nacional. Asimismo lucha por la construcción de caminos y de elevadores.

La crítica a la consolidación de una estructura económica dependiente ocupa un lugar primordial en sus escritos. De esta forma, hace eje de su ataque a los monopolios extranjeros señalando que “cuando se deprecia la moneda, tienen la oportunidad de comprar la divisa nacional para adquirir la producción en el país a un precio más bajo ganando en el giro una parte o el total de los beneficios del cambio”. (Oca Balda, 1942: 51) Esto se revela en forma más profunda en un país endeudado y dependiente como el nuestro.

Justamente en relación al endeudamiento Oca Balda enjuicia la noción que resulta en su mirada un engaño en tanto la deuda tomada por nuestro país se fundó mayormente en la creencia o el argumento que se destinaría a la realización de obras públicas, no obstante “la maniobra verdadera ha sido en cambio pagar con empréstitos los servicios extranjeros de la deuda pública (…) Es decir, que en lugar de amortizar las deudas se han contraído nuevos compromisos y aumentado”. (ibidem: 86)

Bucea en la historia con la intención de encontrar patriotas que sirvan como arquetipos, a la vez que sean base de un ideario nacional. Revisar la historia no es un mero “juego intelectual”, sino la intención es política. Señala que “en medio de esta desolación, las rutas olvidadas del pasado, es lo único que puede iluminar el camino del porvenir”. (ibidem: 28)

Interesado por la historia y por algunas personalidades en particular, lo podemos ubicar mayormente en una línea revisionista. Estuvo a punto de integrar el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (figura que como veremos a continuación reivindica fuertemente), incluso aceptó la invitación, no obstante finalmente por desacuerdos en relación a la Constitución de 1853 (le escribe en septiembre del 38 una carta a Ramón Doll dando los motivos), no termina de integrarse.

Así, critica fuertemente el fusilamiento de Manuel Dorrego por parte del unitarismo porteño, representado por la “espada sin cabeza” Lavalle, penetrado por la tradición iluminista. Señala Oca Balda que “de un lado estaba una minoría que se creía dueña de los destinos de la nación porque poseía un barniz de cultura superficial, fundada en subjetividades, lugares comunes, abstracciones y desplantes oratorios. Divorciada esa minoría con la opinión pública cuyo instinto no se engaña nunca cuando repudia, buscaba la usurpación del poder por medio de la fuerza armada”. (ibidem: 36) Mientras que por otra parte se encontraba “el pueblo (que) anhelaba elegir libremente los gobiernos y representaciones parlamentarias para cumplir los principios de la Revolución de Mayo”. (ibidem)

A lo largo de sus escritos se observa esta oposición a las minorías, a las elites, considerando que “hemos tenido la desgracia de los técnicos, improvisadores, e intereses bastardos de minorías acaudaladas y parasitarias que han costado a la Nación casi tanto como una guerra”. (Oca Balda, 1982: 499)

Dorrego aparece como víctima de la intriga unitaria que aprovechó la situación en que había quedado el Ejército en campaña en la guerra con Brasil. Al recibir el gobierno es “víctima del desastre de su antecesor”. (ibidem: 557) Este hecho considera que muestra el profundo error en que se pueden caer las Fuerzas Armadas cuando son utilizadas como instrumento de una facción, en este caso de la elite porteña. Realiza una analogía con los gobiernos de la década infame en este sentido.

Recuerda y rescata el juicio del Libertador San Martín sobre Juan Manuel de Rosas, entendiendo que “no fue de los que se dejó influenciar por la propaganda calumniosa”. (ibidem: 1942: 37) Recordando asimismo que a su muerte el primero le legó su sable a quien había combatido contra el colonialismo anglo-francés. Destaca también la probidad en el manejo del dinero público por parte del líder del federalismo argentino.

Observa que desaparecido Dorrego de la escena por el fusilamiento por orden del “cóndor ciego” como lo llama José María Rosa, aparece la figura de Juan Manuel de Rosas, puntal de la unidad nacional. Así, “la cultura superficial de las clases privilegiadas, ineptas y corrompidas en la acción, tropezaba, con el instinto sano de las masas populares impregnadas de los principios de la Revolución de Mayo”. (ibidem:  559)

Es categórico en el juicio sobre el Restaurador de las Leyes, argumentando que “Rosas será reivindicado el día que por una comprensión elevada de su obra, se conozca bien la misión que ha desempeñado (…) En ese caso tendrá una estatua en la cual veremos los argentinos el destino que espera a la mentira, calumnia, la falta de respeto a la ley. Rosas será el símbolo de la verdad, de los derechos del pueblo, de la ley, de la honradez. Y es de desear que la providencia nos de un restaurador inexorable y genial, cada vez que aparezca el pillaje en el escenario de la política”. (ibidem: 308)

Reivindica también el proteccionismo de Avellaneda con la sanción de los aranceles aduaneros en 1876 y a la figura de Carlos Pellegrini. Oca Balda admiraba profundamente a Carlos Pellegrini, su obra póstuma está dedicada a la memoria de aquel. El interés del Capitán en la figura de Pellegrini está fundado en la defensa del proteccionismo industrial por parte de quien llegara a ser Presidente de la República. Nos dice nuestro autor que “Pellegrini no perdió el tiempo en disertaciones ideológicas, limitándose únicamente a resolver el problema práctico de nuestro país, tratando sólo con profunda erudición aquello que con más fuerza podía oponerse como un obstáculo a sus concepciones orgánicas. El peor enemigo del proteccionismo en la Argentina era sin duda el libre cambio inglés, y por ello Pellegrini se ocupó de presentarlo en todos sus aspectos”. (ibidem: 177)

Se posiciona contra la zoncera que la producción nacional es necesariamente mala o de menor calidad que la extranjera. Escribe: “la capacidad de nuestro país para realizar cualquiera de las cosas que se hacen en el extranjero, sin excluir las naciones más adelantadas es por mucho enormemente superior a la que han demostrado los gobiernos, indignos de la alta investidura que el pueblo les ha confiado”. (ibidem: 163)

El marino sostiene la necesidad de articular el desarrollo industrial con la institución armada. Piensa que las Fuerzas Armadas tiene un rol central a cumplir en materia de desarrollo nacional, así afirma que “las instituciones armadas deben tomar cartas en el asunto que a ellas incumbe principalmente la organización industrial del país, como problema de unidad nacional y base de una sólida preparación para la guerra”. (ibidem: 160)

Basándose en el pensamiento de Carlos Pellegrini, Oca Balda critica duramente al liberalismo británico y su adopción por parte de las elites gobernantes y culturales argentinas. Nos dice que “si el imperio británico había llegado a ser el más rico y poderoso del mundo, con el libre cambio, era lógico que una legión de escritores irresponsables hubiera encontrado en ello la base magnífica de un silogismo aplastante diciendo sencillamente que nosotros para ser ricos y poderosos teníamos también que abrir el mercado”. (ibidem: 177)

La idea que toma Oca Balda es que en realidad nuestras elites sufren una miopía que los lleva a la manía de la imitación y la importación acrítica de ideas “mal digeridas”. Ya que en realidad la obra de Inglaterra consistió en su desarrollo industrial en base al proteccionismo, y recién una vez en el pedestal del desarrollo de las naciones, cuando ya no tenían competencia lanzaron al mundo la idea que mediante el librecambio era posible llegar al desarrollo para todas las naciones en base a las ventajas comparativas. La frase que reproducimos al comienzo del artículo es una expresión clara y concisa del pensamiento del marino al respecto.

En esta crítica insiste que no se observó que Inglaterra ya se había desarrollado industrialmente y que a partir de allí “para desafiar la competencia mundial, debía ser barata, lo cual exigía reducir el costo de la vida y de la producción mediante un salario mínimo que dependía de la libre importación de alimentos”. (ibidem: 182) Tampoco se tuvo en cuenta que Inglaterra tenía la marina mercante más poderosa de todo el planeta, que dominaba los mares desde comienzos del Siglo XIX, como asimismo se olvidaba que Londres era el lugar donde se concentraban los giros del mundo.

También pone de relevancia “la política de expansión colonial, las penetraciones económicas en los países desprevenidos que no ofrecían resistencia, ni sabían defenderse dejando el campo libre al dumping, los protectorados y esferas de influencia”. (ibidem: 184) Entre otras políticas realizadas por Inglaterra. Observamos cómo Oca Balda da cuenta de la penetración económica del colonialismo inglés y la consolidación de una estructura económica dependiente en los países periféricos, al fin y al cabo su transformación en una semi-colonia.

Oca Balda observa en el socialismo de Juan B. Justo un férreo defensor del librecambio. El Partido Socialista y la figura de Justo como la “pata izquierda” del liberalismo pro-británico. Por eso lo hace blanco de sus críticas, señalando que “cualquier tentativa, no digamos proteccionista, sino de simple elevación de derechos aduaneros que hubiera tenido por objeto poner a tono las condiciones del mercado con la evaluación de los acontecimientos exteriores, debía vencer la resistencia del socialismo metropolitano acaudillado por el gran tribuno Juan B. Justo, que durante casi veinte años ejerció una verdadera dictadura parlamentaria”. (ibidem: 179) Pone de relevancia que con la libre importación y la ruptura de la protección sobre la manufactura local se genera el reemplazo de mano de obra de nuestro país por extranjera, es decir, se produce una mayor desocupación al existir cierre o achicamiento del sector industrial.

Rescata la erudición del fundador del partido socialista argentino, no obstante lo cual afirma que “era como un marinero afortunado que asombra con sus disertaciones; pero, incapaz de soportar una prueba difícil en el puente de mando frente a los hechos cuando no sirven los discursos, y todo se soluciona con unas pocas palabras bien meditadas”. (ibidem: 180)

En su crítica a Juan B. Justo realiza algunas consideraciones sobre la plusvalía en relación a las particularidades de nuestro país. Con los pies en la tierra concluye que “el concepto de plusvalía de Marx, se fundaba principalmente en el enriquecimiento de los industriales de Europa mediante la explotación de las clases obreras. En nuestro país la plusvalía ha estado siempre en los monopolios de la exportación”. (ibidem) Resulta sumamente interesante el planteo del marino con profundos conocimientos de economía. Galasso considera que es un anticipo de la noción de Renta Agraria Diferencial, en tanto la acumulación provenía en nuestro país de esta última y no de la extracción al obrero.

El Capitán avanza en su planteo y crítica a Juan B. Justo considerando que “la doctrina socialista combatía la plusvalía de la industria, para que los empresarios nacionales no pudieran enriquecerse, era preciso comprar en el exterior suprimiendo toda medida proteccionista”. (ibidem) Esta concepción y política librecambista también genera profundos desequilibrios en el balance económico nacional, generando una pérdida económica enorme.

Esta propaganda y política en favor del librecambio siempre tuvo apoyo del interés extranjero. Resume Oca Balda considerando que Justo era un verdugo que se vestía de libertador: “el abandono de la exportación a los monopolios extranjeros, el derrumbamiento de las industrias a favor de la plusvalía de empresas radicadas en el exterior, el desamparo absoluto del trabajo imposible de radicarse, el régimen de endeudamiento del país a razón de ciento cincuenta millones por año por desequilibrios del Balance Económico, causa de los doscientos millones que gravan el presupuesto, y finalmente la reducción de los gastos militares, con rebajas de sueldos en la administración para no dejar nada que se libre de la opresión y del sacrificio, es en definitiva el resultado de la política libre cambista de Juan B. Justo que tantos discípulos ha logrado reunir”. (ibidem: 181)

Entre sus temáticas primordiales como no podía ser de otra manera está la cuestión del mar. Nos habla de una industria del mar, todo lo que rodea esa actividad. Esta industria la subdivide en la marina mercante de ultramar, el cabotaje marítimo, la pesca, industria pesquera y extractiva y la energía mareomotriz. Pone de relevancia “la riqueza que se oculta en el mar argentino”. (Oca Balda, 1942: 677) La necesidad de indagar en la misma para poder explotarla en beneficio de la nación.

Propone tempranamente en una Conferencia del año 1934 la conformación de una marina mercante nacional de ultramar. Enfatiza en que la nación pierde gran cantidad de divisas por no tener una marina mercante, como asimismo no puede defender mejor el precio de las mercancías a merced de las empresas extranjeras, al fin y al cabo pierde soberanía.

            En cierto punto esta última idea de la pérdida de soberanía de nuestro país esa una idea que recorre todo el pensamiento de Oca Balda. Observa que ese debilitamiento en la soberanía política se debe fundamentalmente a dos cuestiones: la falta de control sobre la economía y recursos por parte de la nación; y a la falta de desarrollo industrial. Como vimos fallece tempranamente sin poder ver realizadas muchas de sus ideas en la década posterior a su muerte. Deja un legado hoy absolutamente presente. Se revela como un pensador militar que cuestiona la dependencia tanto económica como su sostenimiento a través de diversas ideas y mecanismos culturales, y busca completar la emancipación política fundando y fortaleciendo el desarrollo nacional para la emancipación económica.

Bibliografía

Chávez, Fermín. (1981). Militares de la soberanía. La maduración de la conciencia nacional en las Fuerzas Armadas. Buenos Aires: Pueblo Entero.

Galasso, Norberto. José Antonio Oca Balda. En Galasso. (2005). Los malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo

Oca Balda, José A. (1942). El último libertador. Obra escrita en homenaje a la memoria de Carlos Pellegrini. Buenos Aires: Chiesino.

Piñeiro Iñíguez, Carlos. (2010). Perón: la construcción de un ideario. Buenos Aires: Siglo XXI – editora iberoamericana.

Puglisi, Alfio. Storni y Oca Balda. En Boletín del Centro Naval N°851. Mayo/Agosto de 2019.

Scalabrini Ortiz, Raúl. Hace 20 años, un lúcido marino dio un alerta. Revista Qué Sucedió en 7 días N° 116. Febrero de 1957. En Jaramillo, Ana (comp.). (2007). Forjando una Nación. Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista Qué sucedió en siete días. Buenos Aires: EDUNLa.

Sin Autor. Capitán de Fragata José A. Oca Balda. A 80 años de su fallecimiento. En Boletín del Centro Naval N°851. Mayo/Agosto de 2019.

Juan Godoy
Sociólogo (UBA). Doctor en Comunicación Social (UNLP). Magister y Especialista en Metodología de la Investigación (UNLa). Profesor de Sociología (UBA). Se ha desempeñado como Docente universitario de grado y posgrado en diferentes universidades nacionales. Director de la Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa). Columnista pensamiento nacional-latinoamericano en Malvinas Causa Central (Megafón UNLa). Director de la Revista Contrafilo - Revista de la Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la UNLa. Miembro del Consejo Académico de la Revista Investigación en movimiento - Ciencia e investigación de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Autor de libros como “La FORJA del nacionalismo popular. La construcción de una posición nacional en la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina”, “Volver a las fuentes. Apuntes para una historia y sociología en perspectiva nacional”, “La brasa ardiente contra la cuádruple infamia. Los levantamientos de los pueblos de las provincias interiores contra la Guerra del Paraguay”, “Nación, Fuerzas Armadas y dependencia. La defensa nacional y la emergencia de una conciencia industrial en la Revista Militar desde la creación de YPF (1922) al 17 de Octubre de 1945”. Co-autor de “Las Malvinas argentinas y Suramericanas. El proyecto inconcluso de las Provincias Unidas en Suramérica”. Autor de más de doscientos artículos acerca de Pensamiento Nacional-Latinoamericano e Historia Argentina. Ha dictado decenas de cursos en todo el país vinculados a las mismas temáticas.
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