Guillermo Furlong: La influencia hispánica en las universidades de América y el pensamiento de Suárez como fundamento teórico.

Andrea Fuanna

Desde la perspectiva del pensamiento nacional, la universidad es un objeto de estudio debido a sus tres grandes funciones: la función política, en la cual la universidad forma a la clase dirigente; la función productiva, que capacita a técnicos para el desarrollo económico o, en su defecto, para el subdesarrollo; y la función social, que contribuye tanto a la igualdad como a la desigualdad en términos de clase, nacionalidad, raza y etnicidad, según especifica Recalde en uno de sus ejes de reflexión.

En este contexto, centraré mi análisis en el pensamiento de Guillermo Furlong, con especial énfasis en su obra Revolución de Mayo, y articularé sus ideas con el estudio de la investigadora Viviana S. Piciulo titulado El revolucionario Francisco Suárez y la modernidad en la obra de Guillermo Furlong. Piciulo sostiene que Furlong estructurauna producción historiográfica que busca demostrar cómo la Compañía de Jesús (orden a la cual él mismo pertenecía) contribuyó a moldear las ideas revolucionarias de mayo, en parte a través de la influencia del pensador Francisco Suárez.

Sobre Furlong, sacerdote, doctor, bibliotecario, historiador.

“En 1887 el Colegio del Salvador habilitó en el primer piso un salón de 36 por 13 metros, usado originalmente como dormitorio para alumnos pupilos, para instalar la biblioteca que durante años estuvo a cargo de Furlong, quien además de director, durante años, fue su único bibliotecario, celoso custodio de toda la colección y difusor de algunas de sus joyas bibliográficas”, según escribe Mario Tesler en Huellas en papel XI / No.16 (2023)

Guillermo Furlong nació en 1889 en la zona rural de Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, al sur de Rosario. Sus padres, Santiago Furlong y Ana Cardiff, inmigrantes irlandeses provenientes del condado de Wexford, se dedicaban a la agricultura. En 1891, la familia se trasladó a Rosario, donde su padre asumió el cargo de jefe de estación del Ferrocarril Central Argentino, una empresa de capital británico, probablemente debido a su condición de súbdito británico. Este entorno marcó los primeros pasos de Guillermo, despertando un interés inicial por el ámbito ferroviario, vocación que no llegaría a concretar.

A los siete años, asistió a una escuela privada dirigida por una educadora inglesa y, posteriormente, al Saint Bartholomew School, ambos en Rosario. Estas instituciones le

proporcionaron una formación de corte británico victoriano, inculcándole valores como la disciplina, el compromiso con el deber, la honestidad, el trabajo arduo, el coraje y una sólida moralidad. Más tarde, sus padres lo enviaron al colegio jesuita de la Inmaculada Concepción en Santa Fe, el más antiguo de Argentina. De él escribió Juan María Veniard en 2015 afirmando que “Allí comenzó a formarse en la educación jesuítica, que potenciaba con elementos trascendentes – y el apasionamiento por grandes ideales y lo bueno– la educación británica”.

La educación jesuita ciertamente lo formo en rigurosos aspectos morales y de carácter, que trató luego de infundir en los educandos de los colegios jesuitas donde actuó y que, indudablemente, a él le habían inculcado en su época escolar, incluyendo ese aspecto también en su prolífica obra de investigación.

El Padre Furlong aprovechó cada uno de sus viajes y estancias en el extranjero para investigar documentos en diversos archivos, especialmente en España, donde se conservan las cartas anuas, correspondencia escrita por el Provincial una vez al año, remitiendo toda la información y novedades que se sucedían en cada Provincia Jesuítica, eran de lectura solo al interior de la orden, que enviaban los religiosos de la Compañía de Jesus desde esta región de América. Estos manuscritos, en latín y bastante deteriorados por el tiempo, no eran fáciles de consultar. También realizó investigaciones en Francia, Alemania y Bélgica y además en los países que compartieron con nosotros el virreinato del Perú y, más tarde, el del Río de la Plata. Con todo este conocimiento, se convirtió en el principal historiador de la cultura del período de la dominación hispánica, un tema que hasta entonces había sido poco explorado.

Trabajar la novedad eterna en base a las aportaciones del pasado

En su libro La Revolución de Mayo (1960), Guillermo Furlong, analiza en profundidad los acontecimientos que llevaron a la Revolución, destacando los objetivos, las ideas y las aspiraciones de los protagonistas en su lucha por poner fin a la dominación española. Asimismo, examina las características y motivaciones de aquellos hombres y mujeres que entregaron sus vidas en post de la libertad de su tierra. Marcará a lo largo de su obra la particularidad que tenían los hombres que protagonizaron esa época, va a decir que “eran tan concretos y galanos en el escribir, que se ha dicho, con toda razón, que la generación de 1810 es la más cabal, y de acción más trascendentes que ha habido en el país” (pag17). Dando cuenta que la America hispana no fue una beocia inculta y salvaje.

A lo largo de su vasta investigación Furlong va a marcar que, para esa época a pesar de su escasa población, Hispanoamérica no pasaba de 15.000.000 de habitantes, aun así, existían treinta y tres universidades e innumerables colegios superiores, podemos encontrar el listado con el detalle de las universidades en el libro del autor Cayetano Bruno, La España misionera ante el quinto centenario del gran descubrimiento de 1990.

Guillermo Furlong sostiene que los “hombres de 1810” fueron el resultado directo del ambiente cultural predominante de la época, caracterizado por un florecimiento en los ámbitos literario, filosófico, religioso y social. Este contexto impregnaba la vida cotidiana y las instituciones formativas de esas regiones lejanas. Sigue sosteniendo que, estos hombres se formaron bajo la influencia de las escuelas y cátedras españolas, reflejo de una cultura dominante que incluía no solo a teólogos y filósofos destacados, sino también a científicos como químicos, físicos, naturalistas y etnógrafos, así como poetas y prosistas. En palabras de Furlong: “Las escuelas, colegios y universidades de otrora eran verdaderos seminarios de vocaciones científicas y literarias de todo orden” (1960, p. 18), formaban hombres y mujeres, se sabe de la existencia de muchas escuelas destinadas a la educación de las mujeres tan eficientes en la formación como la de los hombres. El plan de estudios sobre los que se formaban era la Ratio Studiorum1, que establecía un currículo organizado y uniforme para todas las instituciones, desde los niveles básicos hasta los más avanzados, la enseñanza giraba en torno al estudio del latín, el griego, la retórica, la filosofía y la teología, promovía técnicas innovadoras para la época, como la repetición, las disputas académicas y los exámenes orales, además de la supervisión cercana de los estudiantes por parte de los docentes, se buscaba no solo el desarrollo intelectual, sino también moral y espiritual y aunque era un plan uniforme, permitía cierta flexibilidad para adaptarse a las necesidades culturales y sociales de los diferentes territorios. Gracias a este modelo educativo, se formaron destacados astrónomos y etnógrafos que ya habían estudiado y reflexionado sobre los aportes de los científicos europeos. Según Furlong (1960), “Tomás Faulkner había popularizado en el Río de la Plata al autor de la ley de gravedad” (p. 24), incluso en un contexto en el que, en Europa, las teorías de Newton aún eran vistas con escepticismo.

  1. Ratio atque institutio studiorum Societatis Iesu, código pedagógico-escolar de la Compañía de Jesús, que ha regulado la enseñanza y la educación de los colegios jesuitas desde que fue compuesto (fines del siglo XVI) hasta entrado el XX.

Destaca también, la amplia circulación de libros en el Río de la Plata durante esa época. Según señala, incluso obras como la primera edición del Quijote de Cervantes llegaron con la aprobación de todas las autoridades peninsulares, afirmando que “no hubo libro aparecido en la Península que no llegara” (Furlong, 1960, p. 29). Los hombres de 1810 tenían acceso, en ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, a una gran variedad de libros que les permitían mantenerse informados sobre las corrientes intelectuales y las ideas dominantes en Europa.

El doctor eximius punto de apoyo para los hombres de mayo

Partimos de la hipótesis que hace Furlong sobre todo en su extensa obra “Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Rio de la Plata” (1960) de que las ideas de Francisco Suárez tuvieron una influencia significativa en los pensadores y líderes de la Revolución de Mayo de 1810, aunque no de manera exclusiva. Suárez, un teólogo y filósofo jesuita del siglo XVI, desarrolló una serie de principios sobre la soberanía, la ley natural y la resistencia legítima a la tiranía, que influyeron profundamente en la formación del pensamiento político en América Latina durante el proceso de independencia.

En particular, sus ideas sobre la resistencia a la opresión y la soberanía popular fueron fundamentales para los movimientos de independencia en América. Suárez argumentaba que el poder legítimo no venía solo de los monarcas, sino también del pueblo, lo que sirvió como base para las ideas de autodeterminación y derecho al gobierno propio que inspiraron a los revolucionarios de 1810.

Así, la obra de Suárez, junto con las corrientes filosóficas y políticas de la Ilustración, proporcionó un marco intelectual en el cual los hombres de 1810 pudieron justificar su lucha por la independencia y la creación de un nuevo orden político, libre de la dominación española. Furlong, en sus estudios, señala cómo este pensamiento influyó en los intelectuales y líderes de la época, quienes estaban muy influenciados por los valores de la libertad y la justicia.

La investigadora Viviana Piciulo en su texto “El revolucionario Francisco Suarez y la modernidad en la obra de Guillermo Furlong” va a decir sobre el historiador argentino que “el germen de la cultura jesuítica había sido la verdadera matriz de la Independencia latinoamericana. Para el santafesino el caso de mayo se presenta como una escena propicia para medir la difusión de las enseñanzas del Doctor Eximius como motor de las ideas revolucionarias de los protagonistas de mayo.” (2)

Para Furlong en el cabildo del 22 de mayo de 1810 se aplicó “la doctrina de la `retroversión de la soberanía al pueblo´ perno fundamental de la teoría suarista” (3). Podemos sí, cuestionar los motivos que llevaron al historiador a generar tales teorías que serían, concentrarse en la influencia que tuvo la Compañía de Jesús en el Rio de la Plata en la formación de la intelectualidad argentina y el rol político en el cual participaba. En la Argentina en esos momentos se disputaba la lucha entre dos modos de estructurar al país, la lucha “entre poder temporal y poder espiritual, entre aquello que conocemos hoy como Iglesia, poder civil y Estado y se redefinía de frente a la modernidad los límites entre cultura laica y cultura católica.” (3). Durante las décadas de 1920 y 1930 Furlong comenzó a desarrollar un discurso histórico en el ámbito divulgativo e institucional, con el objetivo de demostrar el papel social que desempeñó la “Antigua Compañía de Jesús” antes y después de la expulsión ordenada por Carlos III en 1767. Para ello, Furlong seleccionaba, analizaba y leía críticamente fuentes tanto americanas como europeas, con el fin de construir un texto que denunciara que la llamada “modernidad” alcanzada en diversos campos del conocimiento tenía sus raíces en el pasado ignaciano. En su obra Los Jesuitas y la Escisión del Reino de Indias (1960), tras 50 años de investigación, Furlongconcluyó que los verdaderos precursores de los acontecimientos de mayo fueron los jesuitas. Según él, la verdadera fuente ideológica de los hombres de Mayo no era Rousseau ni la Revolución Francesa, sino Francisco Suárez, “la verdadera fuente ideológica de los hombres de Mayo a través de sus protagonistas muchas veces ex alumnos de colegios jesuitas o integrantes de un mismo network relacional donde los ignacianos expulsos continuaban a encarnar la luz fuera de la caverna.” (10)

25 de Mayo sobre que es la Patria

Continuando con el análisis del texto Revolución de Mayo, Furlong desarrolla un particular concepto de Patria, Sostiene que, para quienes reflexionan profundamente sobre esta noción, sin restar importancia a lo noble y trascendental que tienen ciertas consideraciones sobre qué es la Patria como el apego a la tierra, el recuerdo de sus proceres o los versos gauchescos, la Patria la va a definir como “tradición y unidad”, elementos fundamentales que conforman su esencia “el vínculo sucesivo de la tradición histórica y el vínculo simultaneo de la unidad espiritual” (10). Esos dos elementos representan el tejido interior y profundo que conecta a unas generaciones con otras, uniendo a todos los hombres de una nación en una sola hermandad. Este vínculo se

construye sobre un legado común de triunfos y fracasos, de victorias y derrotas, de alegrías y sufrimientos compartidos.

Ambos son necesarios ya que ellos unen a los hombres bajo un solo concepto de Patria, que se va entretejiendo cada día y a su vez “posee una misión, le esta señalado un destino, configura una empresa colectiva” (10)

La Patria para Furlong será una empresa colectiva pues hay una misión, un destino común que moviliza hacia lo colectivo. Pues la Patria no comprende un simple territorio, sino que comprende un país o una región y “comprende un conjunto de tradiciones, pensamientos y sentimientos comunes, incluso prejuicios y hasta puede ser de errores” (11), afirmando que estos elementos hacen que todos los miembros de esa Patria se sientan unidos como hermanos, colaborando y trabajando juntos hacia un mismo propósito común. En esta Patria dice el autor, hay fe en la existencia de un lazo en común, que permite unir el presente con el pasado, con vistas al futuro que permite “una conjunción de mentes, de conciencias y de corazones, en torno a un objetivo en común y trascendental.” (12) sin la cual no podría haber Patria. “la Patria es una unidad de destino dentro de la totalidad del mundo físico y dentro de la universalidad del mundo histórico” (12)

Conclusión

En el marco de la relación entre la perspectiva del pensamiento nacional y la universidad, este trabajo ha explorado la relevancia de la obra de Guillermo Furlong y su visión sobre la Revolución de Mayo, articulada con las ideas de Francisco Suárez y el pensamiento jesuítico como matriz ideológica. A través del análisis de textos como Revolución de Mayo y Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, se ha puesto demanifiesto cómo Furlong construyó una narrativa historiográfica que resalta el impacto cultural, político y educativo de la Compañía de Jesús en el Río de la Plata, particularmente en la formación de los líderes y pensadores de 1810.

La idea de Patria según Furlong trasciende lo meramente territorial, configurándose como una empresa colectiva que une generaciones mediante la tradición y la unidad espiritual. Este concepto de Patria implica una misión común y trascendental, en la que el pasado, el presente y el futuro se enlazan en una continuidad histórica marcada por triunfos, fracasos y valores compartidos. Así, el autor destaca que la esencia de una nación radica

en su capacidad de construir una hermandad basada en la memoria colectiva y los ideales comunes.

Por último, el análisis de Viviana Piciulo sobre la influencia de Francisco Suárez en la obra de Furlong refuerza la hipótesis de que la Revolución de Mayo no puede entenderse únicamente desde el prisma de la Ilustración europea, sino también desde las raíces filosóficas y educativas sembradas por la Compañía de Jesús en Hispanoamérica. Este enfoque invita a repensar la modernidad latinoamericana no como una mera imitación de corrientes externas, sino como el resultado de un diálogo crítico entre tradiciones locales y contextos globales.

En síntesis, el trabajo de Furlong ofrece una perspectiva fundamental para comprender no solo los acontecimientos de 1810, sino también la construcción de la identidad nacional, resaltando el papel de la educación que poseían los hombres de Mayo. Hispanoamérica para la época se constituía como una región ricamente sembrada de intelectualidad dada por la gran cantidad de Universidades y colegios superiores, lo que le dio una impronta de región ricamente cultivada por el saber académico y habitada por hombres con una importante formación que permitía el pensamiento crítico en la formación de una sociedad que aspiraba a la libertad y la justicia.

*Imagen extraída del Archivo Histórico de la Compañia de Jesús: https://jesuitasaru.org/archivo-historico-de-la-compania-de-jesus-homenaje-al-padre-guillermo-furlong-cardiff/

Referencias

Furlong G. (1960) La revolución de Mayo. Club de Lectores

Furlong, G. (1952) Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810 Editorial Guillermo Kraft.

Piciulo, V. S.    El revolucionario Francisco Suárez y la modernidad en la obra de Guillermo

Furlong. Università di Bologna, EHESS. volumen(número), páginas. https://www.academia.edu/36112414/El_revolucionario_Francisco_Su%C3%A1rez_y_l a_modernidad_en_la_obra_de_Guillermo_Furlong

Recalde, A. (2024). Eje de clase 1. Pensamiento nacional y latinoamericano [Apuntes de clase]. Cátedra Universidad, Ciencia y Pensamiento Nacional y Latinoamericano. UNLa

Tesler, M. (2023). Guillermo Furlong: el amante de los libros. Huellas en Papel, 11(16). https://p3.usal.edu.ar/index.php/huellas/article/view/6804

Veniard, J. M. (2015, junio 10). Padre Guillermo Furlong, S. J. Academia del Plata. https://www.academiadelplata.com.ar/contenido.asp?id=2569

Scroll al inicio