El Pensamiento Nacional en Juan Domingo Perón y la tercera posición según Fermín Chávez

Marcelo Iglesias

Nosotros creemos que América es una gran patria que no tiene límites desde el Ártico hasta el Antártico. Que de Canadá hasta la Antártida, somos una sola tierra de promisión, somos una sola tierra del futuro del mundo”. (Juan Domingo Perón)

Esta definición de Juan Domingo Perón refleja su clara concepción de la hermandad universal sin supremacías.  Perón otorga gran importancia a la causa de la integración latinoamericana, con hincapié en el hombre, sin distinciones de ningún tipo. El justicialismo, como explicaba su líder, antes que un partido era un movimiento, el peronista, lo que explique tal vez qué en su conformación ideológica, poseía y posee un gran basamento espiritual trazado por Perón, que siempre pensó y priorizo al hombre y al valor inconmensurable de la humanidad en sí.

En el discurso del 6 de julio de 1947 que Perón dirigió a todos los pueblos del mundo, por más de 1000 emisoras (incluyendo la BBC de Londres) planteó objetivos  de cooperación económica y de paz mundial, desechando los extremos capitalistas y totalitarios, fuesen estos de derecha o de izquierda: “La labor para lograr la paz internacional debe realizarse sobre la base del abandono de las ideologías antagónicas y la creación de una conciencia mundial de que el hombre está sobre los sistemas y las ideologías,  no siendo por ello aceptable que se destruya la humanidad en el holocausto de las hegemonías de derecha o de izquierda”.(Juan Perón,1985:11).

Como señala Fermín Chávez, la idea del que el hombre está sobre los sistemas constituye el número antropológico y filosófico de la Tercera Posición: se trata del hombre integral, rescatado de las filosofías naturalistas, sociobiologistas, economicistas y materialistas dialécticas que reconocen como raíz el pensamiento de la ilustración, por el cual la persona humana quedó parcialmente vaciada, por exclusión de componentes sustanciales: la creencias, la fe, las potencias no racionales, el sentido de lo sagrado. El justicialismo reconoce su centro de irradiación en un hombre recuperado en la totalidad de su ser.  Se proyecta de lo interno a lo externo como Tercera Posición humanista y cristiana.

En el presente trabajo indagaré la relación entre los conceptos de integración latinoamericana en Juan Domingo Perón, la tercera posición, y le pensamiento nacional a través del libro de Fermín Chávez Juan Perón.

La integración latinomericana como pensamiento nacional

La Tercera Posición estaba ligada al contexto geopolítico-económico de la época post segunda guerra mundial, en la que el mundo quedó dividido y controlado por las dos potencias y modelos político-económicos que signaron el curso de la humanidad, en el cual el líder comenzó su gobierno.  Perón va a plasmar ese concepto en su discurso a los industriales el 27 de noviembre de 1946 cuando en realidad empleó el término Tercera Concepción. Para él parecía que una tercera concepción pudiera conformar una solución aceptable, por la cual no se llegaría al absolutismo estatal, ni se podría volver al individualismo absoluto del régimen anterior. Será decía el líder, una combinación armónica y equilibrada de las fuerzas que representan al Estado moderno para evitar la lucha y el aniquilamiento de una de esas fuerzas, tratando de conciliarlas, de unirlas, de ponerlas en marcha paralela para poder conformar un Estado en el cual, armónicamente, el Estado, las fuerzas del capital y las fuerzas del trabajo, combinadas inteligente y armoniosamente, se pusieran a construir el destino común con beneficio para las tres fuerzas y sin perjuicio de ninguna de ellas. Así en aquellos días Perón se convirtió inadvertidamente en uno de los precursores del Tercer Mundo, como lo señalaron algunos estudiosos extranjeros (Peter Waldmann, Rudolf Knoblauch, Karl-Alexander Hompe).

Bajo el espíritu del hombre como totalidad, con esa visión y en ese contexto histórico que Juan D. Perón iba a llevar con gran determinación, una política exterior bien marcada en su relación con Latinoamérica. Cabe señalar que cuando asumió el gobierno en 1946 no había ninguna política exterior diagramada. Explicaba Perón que cuando se hizo cargo del gobierno, la política internacional argentina no tenía ninguna definición. En el Ministerio de Relaciones Exteriores, en todo su archivo, no había un solo plan activo sobre la política internacional que seguía la República Argentina, ni siquiera sobre la orientación, por lo menos que regían sus decisiones o designios. Para él, habíamos vivido en política internacional respondiendo a las medidas que tomaban los otros con referencia a nosotros, pero sin tener jamás una idea propia que nos pudiese conducir, por lo menos a lo largo del tiempo, con una dirección uniforme y congruente.

Como analista, gran visionario y pensador, Perón observaba más allá de las fronteras y así pudo apreciar que la problemática del mundo en su tiempo y a futuro llevaba a una lucha económica y por la comida. Un mundo superpoblado y súperindustrializa llevaba a la problemática económica como central en las relaciones internacionales futuras. Bien podría aplicarse tal apreciación al tiempo actual, dado que el eje económico es lo que rige la relación y la dinámica entre países. En ese marco es que Perón va a plantear la importancia de la integración Latinoamérica, considerando esos problemas del mundo, lo que expuso entre discursos, escritos y entrevistas. Un ejemplo fue el discurso dirigido a estudiantes latinoamericanos en del Teatro Cervantes, en abril de 1954:

Es evidente que no hay región de la tierra que tenga más reservas que Latinoamérica.  Es indudable que nosotros poseemos las mayores reservas de materias primas, lo que nos haría pensar que representa para nosotros el factor más decisivo de nuestro futuro. Es halagüeño para nosotros, pero no debemos olvidar que esto que representa quizás el factor de nuestra futura grandeza, representa también el más grave peligro para nosotros, porque la historia demuestra que cuando se carece de comida o se carece de medios, se los va a buscar donde exista y se la toma por las buenas o por las malas.

Esa inmensa reserva de Latinoamérica que representa su porvenir de grandeza, representa también el más grave peligro que la asecha en los tiempos que van a venir. Por esa razón pienso yo que debemos a pensar seriamente en estos problemas, por otra parte para enfrentar un difícil porvenir, porque en el mundo ya no creo que pueda haber fácil porvenir para ninguno, sino, por el contrario, difícil, nosotros pensamos como americanos y especialmente como latinoamericanos que debemos ir previendo la posibilidad de una necesidad de nuestros medios y de nuestros propios países. Y la mejor defensa está, precisamente en nuestra unión, y en nuestra unidad. Por eso he afirmado, en muchas ocasiones, que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. (Juan Perón,1985:63-64).

Cuando se analizan desde el punto geopolítico nuestros países decía Perón en ese discurso, ninguno está preparado para ser un gran país del futuro, porque todos carecen de unidad económica. Ni Brasil tiene unidad económica, ni Argentina tiene unidad económica, no la tienen tampoco Chile, Bolivia, Perú, Venezuela ni Colombia, ninguno de estos países, tiene por sí, unidad económica suficiente como para garantizar su porvenir, pero unidos representamos la unidad económica más formidable que pueda existir. Entonces se preguntaba desde el punto de vista político internacional: “qué estamos esperando para realizar lo que hace ya más de cien años nos estaban indicando San Martín y Bolívar”. En dicho discurso podemos identificar el pensamiento del líder del movimiento justicialista sobre la importancia de Latinoamérica, y la relevancia de su integración continental como un factor de desarrollo y geopolítica determinante. La apropiación discursiva del ser y sentirse latinoamericano, más allá de la nacionalidad argentina, lo reflejaba en su enunciación discursiva al hablar de: “un nosotros, los latinoamericanos”. Un nosotros indistinto y común a todos los miembros del continente, derribando las fronteras, instando a sentirse portadores de una misma identidad, una misma nacionalidad, la latinoamericana.

En aquél discurso dejaría en manifiesto la trascendencia de una unión económica latinomaericana, que es la que desde la asunción de la presidencia (la veremos más adelante) Perón propugno  impulsar con los países hermanos, exponiendo así el espíritu y  su pensamiento sobre la integración latinoamericana. Para Perón nosotros habíamos tratado de realizar una unión económica en nuestro continente, destinada precisamente a evitar que comencemos a crear corrientes antagónicas entre intereses latinoamericanos. Para él, la afirmación de que los países no tienen amigos ni enemigos permanentes sino intereses permanentes es muy cierta: “Sobre los intereses que hoy coloquemos en antagonismo en nuestro continente florecerán las luchas del futuro. Son esos grandes intereses los que han provocado las luchas en los últimos dos siglos de la humanidad”. Perón con las uniones económicas quería evitar para el futuro la creación de antagonismos de grandes intereses complementándolos en el desarrollo y acción meramente latinoamericanas. Por este motivo denunciaba que la unión económica era combatida:

Claro, ¿cómo no va a combatirse una cosa que es provechosa y tan útil para los americanos? En esto juegan igualmente intereses. El día que nosotros podamos realizar nuestro comercio entre nosotros, nos habremos realmente independizado de toda potencia y de todo poder extra-continental, y en esto debemos pensar que para nosotros, los americanos, no debe haber nada mejor que otro americano.

Si en esta lucha que está en germen, nosotros sabemos unirnos y protegernos entre nosotros mismos, solo así estaremos seguros. Nadie podrá darnos ningún factor de seguridad para nuestros países mientras no estemos unidos para asegurarnos nosotros mismos. El continente americano es un continente nuevo, y es de pensar que el futuro del mundo tiene algo que ver con la responsabilidad que nosotros estamos enfrentando en este mundo. (Juan Perón,1985:66-67-68).

Como visionario que era, con una gran lectura y compresión de la realidad en su tiempo, Perón resaltaba la importancia de la unión latinoamericana no sólo como un factor estratégico- económico, sino como identificación del primer eje de discordia y conflictos entre países a nivel mundial (lo que sigue vigente hasta hoy) La unión latinoamericana era una necesidad imperiosa de seguridad, integración y desarrollo. Esgrimía que por esas razones nosotros en nuestra política internacional “hemos luchado y lucharemos porque esa unidad sea efectiva, comenzando por el campo económico que es donde están los auténticos factores de unidad en el mundo actual”. A esto, explicaba, se presenta entre tantos incon-venientes, los grandes intereses que juegan: “Una Latinoamérica unida y coordinada, dejará de ser un mercado tan importante  para otros intereses del mundo. Esos intereses que luchan por la colocación de su producción no podrán estar tan de acuerdo con nosotros en una acción económica, y éste es un obstáculo muy serio”. Y explicaba que muchos políticos de todos los países “están trabajando, no sé por qué, en contra de esta unidad y de esta unión. De manera que está en nuestras manos el defender esta doctrina internacional de la unidad de América y el irla llevando a todas partes con nuestra persuasión y nuestro trabajo de todos los días”. (Juan Perón,1985:68-69).

  El proyecto A.B.C.

Perón se caracterizó por la materialización de las políticas e ideas que proyectaba. En tal sentido describiremos uno de sus proyectos para la integración latinoamericana como venimos abordando. Uno de los principales fue el A.B.C que como naturalmente sus siglas indican se inspiraba en la integración entre Argentina, Chile y Brasil. Este proyecto se pergenio en clave secreta.  Perón recién hablaría oficialmente sobre dicho plan estratégico, en una disertación que pronunció el 11 de noviembre de 1953 en la Escuela Nacional de Guerra, donde relataría los pormenores las gestiones que había llevado a cabo en torno al mismo. Según él, ni Argentina, Brasil, ni Chile tenían unidad económica por sí mismos, pero juntos constituían la unidad económica más extraordinaria del mundo debido a que consideraba que eran países reserva:

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            Esa explotación que han hecho de nosotros, manteniéndonos para consumir lo elaborado por ellos, ahora en el futuro puede dárseles vuelta, porque en la humanidad y en el mundo hay una justicia que está por sobre todas las demás justicias, y que algún día llega. Esto es lo que ordena, imprescriptiblemente, la necesidad de la unión de Chile, Brasil y Argentina. Realizada esta unión, caerán en su órbita los demás países sudamericanos, que no están favorecidos ni por la formación de un nuevo agrupamiento y probablemente no lo podrán realizar en manera alguna, separados o juntos, sino en pequeñas unidades. (Juan Perón, 1985:55-56).

Durante los siete años del primer gobierno relata Perón, mientras trabajábamos activamente en los pueblos, preparando la opinión para bien recibir esta acción, conversé con los que iban a ser presidentes, por lo menos en los dos países que más nos interesaban: Getulio Vargas y el General Ibáñez. Getulio Vargas estuvo total y absolutamente de acuer-do con esa idea y realizarla tan pronto él estuviera en el gobierno, Ibáñez me hizo exacta-mente igual manifestación, y contrajo compromiso de proceder lo mismo. Yo no me hacía demasiadas ilusiones porque sabía que cuando asumieran no iban a poder hacer lo que quisieran, sino lo que pudieran. Un gran sector de esos pueblos explica, se iba a oponer tenazmente a una realización de este tipo, más de intereses personales y negocios más que por cualquier otra cosa. Cuando Vargas llega al gobierno me dijo que era difícil que pudiéramos hacerlo tan pronto, porque él tenía una situación política complicada en las Cámaras y que antes de dominarlas quería hacer una conciliación. El nombró un gabinete donde por lo menos las tres cuartas partes de los ministros eran enemigos políticos de él y que servirían a sus propios intereses y no a los del gobierno. Pasaron seis meses y estaba más complicado que antes, con lo cual no pudo comprometerse a realizar una tarea que implicaba jugarse una carta decisiva frente a la política internacional mundial, a su pueblo, a su Parlamento y a los intereses que había que vencer. (Juan Perón, 1985:58-59).

Luego de solicitar permiso a Vargas por medio de la embajada Brasileña, Perón consigue su permiso para realizar el mismo tratado que había pactado con él para hacerlo con el General Ibáñez en Chile.  El 20 de febrero de 1953 arribó al país trasandino para sentar las bases de un convenio de complementación económica(sobre alimentos, minerales y energía principalmente) con aquél país, el cual serviría de reflejo a los demás países de la región y abría las puertas para que cualquiera que quisiera se adhiriera.  Fue entonces cuando le expresó al general Ibañez:

                                                                                                                                                                                                                     Vengo aquí con todo listo y traigo autorización del presidente Vargas, porque yo estaba comprometido a hecer esto primero con él y con el Brasil, de manera que todo sale perfectamente bien y como lo hemos planeado, y quizá al hacerse esto se facilite la acción de Vargas y se vaya arreglando así mejor el asunto.

Llegamos allá, hicimos con el ministro de Relaciones Exteriores todas esas cosas de cancillerías, discutimos un poco-poca cosa- y llegamos al acuerdo, no tan amplio como nosotros queríamos, porque la gente tiene miedo en algunas cosas, un poco retaceado, pero salió.

Bien señores, yo quería contarles esto, que probablemente no lo conoce nadie más que los ministros y yo, claro está que son todos documentos para la historia, porque yo no quiero pasar a la historia como un cretino que ha podido realizar esta unión y no la ha realizado. (Juan Perón, 1985:59,60).

Finalmente, el tratado de unión económica con Chile, en cumplimiento con aquella acta firmada en Santiago se firmó el 8 de julio en Buenos Aires. En ese contexto, un día antes, en la cena de camaradería de las fuerzas armadas argentinas, Perón expuso un discurso, en el que quedó expresado el espíritu del acuerdo: “Frente a las nuevas fuerzas de carácter económico que pretenden dominarnos, nosotros, chilenos y argentinos, retomando los antiguos ideales de OHiggins y de San Martín”. Añadiendo que pensando como ellos en nuestros pueblos y también en los pueblos de América: “hemos decidido realizar la unión de nuestras fuerzas económicas, creyendo que ésta es, acaso, la última hora que el destino nos ofrece para cumplir con la misión que Dios nos tiene reservada en sus eternos designios insondables. Presentimos que al año 2000 nos hallará unidos o dominados”. (Juan Perón, 1985:16).

Unidad Sindical Latinoamericana

Juan Domingo Perón bregó por la unidad sindical latinoamericana, en el sentido de la integración de la región también en el plano laboral, y la importancia que siempre otorgó al rol de los trabajadores. El 8 de abril de 1974 en Buenos Aires, brinda un discurso dirigido a dirigentes sindicales argentinos y latinoamericanos donde manifiesta que hace muchos siglos que la clase trabajadora está luchando por obtener lo poco que ha podido alcanzar, sin embargo, es evidente que deberá seguir luchando a fin de mantener las conquistas logra-das. En todo ese proceso indica, la base fundamental es la organización, sin ella todo es inútil, vale decir, sin organización, es pelear prácticamente sin posibilidades. En este sentido dirá “anhelamos la integración continental, cosa que la historia nos está indicando y la evolución nos está imponiendo. Fíjense que en este mundo de 3500 millones de habitantes la mitad está hambrienta. ¿Qué ocurrirá en el 2000 mil cuando la población sea de 7 u 8 millones de habitantes?”. Perón señala que “las mayores reservas de comida y materia prima del mundo están en Latinoamérica, y aquí nosotros ni hemos explorado el suelo, ni hemos comenzado a producir lo suficiente para alimentar las necesidades del mundo hambriento”.  Agrega que: “tenemos 3 millones de kilómetros cuadrados, y 2 millones son aptos para producir comida, sin embargo producimos todavía una bagatela”. Los que ahora tenemos la materia prima razona “somos nosotros, y es probable que los ricos del pasado sean los pobres del futuro, y nosotros que éramos los pobres, pasemos a ser los ricos, porque tenemos lo que ellos ya no tienen, que es la verdadera riqueza”. (Juan Perón, 1985:136-137).

Ante los poderosos que toman los recursos por las buenas, o por las malas, una Latinoamérica desperdigada no se podrá defender argumenta Perón. Nos van a quitar las cosas por teléfono dice, entonces: “¿cuál es el problema? Unámonos, organicémonos, y preparémonos para defendernos. Me parece que esto es fundamental y básico, en un mundo cuya evolución actual lo lleva a la desaparición de todas las divisiones”. Se pregunta ¿No está integrada Europa? ¿No está integrada Sudáfrica? Se responde “Asia también está integrada, nosotros somos el último orejón del tarro”.

Las organizaciones sindicales deben ser para él la base esencial para el logro de ese objetivo. En ese sentido, piensa que las organizaciones obreras de todos los países latinoamericanos “deberán proceder como ustedes, es decir, deberán establecer conexiones a efectos de alcanzar esa unidad. Si los trabajadores de Latinoamérica se unen, alcanzarán realmente su destino”. (Juan Perón, 1985:138). Si no lo hacen afirma las oligarquías, los poderes extraños, las burguesías mismas, se alzarán con el santo y la limosna en poco tiempo. Una masa latinoamericana organizada en sindicatos, unida y solidaria, es un freno para todas esas ambiciones desmedidas:

Por eso compañeros, los felicito, esta solución es posible siempre y cuando se establezcan conexiones entre todos los trabajadores. Estos deben estar unidos, cualquiera sea el país en que vivan, pues las fronteras ya van perdiendo su valor, y el hombre ya debe empezar a darse cuenta de esa circunstancia. Marchamos hacia un universalismo en el que la tierra será utilizada mediante acuerdos.  Lógicamente debemos estar atentos, porque si el arreglo lo hacen los imperialismos, estamos listos, desde el momento en que todo será para ellos, y nada para nosotros. Por eso digo que también nosotros debemos estar organizados y unidos. Hay un tercer mundo que no obedece ni a uno ni a otro de los imperialismos dominantes, y ese tercer mundo es grande.

Por esa razón quiero cerrar mis palabras agradeciéndoles esta visita y felicitándolos por la tarea que ustedes realizan, que es mucho más trascendente de lo que ustedes se imaginan. Llevar la unidad sindical a Latinoamérica es comenzar la integración del continente. Se integran las ideas y los corazones, y ese trabajo es en el que hay que empeñarse. Dios quiera que nuestros compañeros trabajadores, que también están empe-ñados en esa misma idea, puedan desenvolverse en todas partes para realizar estas reuniones de solidaridad y que puedan preparar todas las soluciones para una Latinoamérica del futuro y no de un futuro lejano, sino inmediato. Les ruego que lleven nuestro saludo a todos los trabajadores de Latinoamérica y les digan que pensamos entrañablemente para ellos, y por ellos, de la misma manera que lo hacemos por nuestros hermanos, los compañeros trabajadores argentinos. Muchas gracias y buena suerte. (Juan Perón, 1985:138).

CONCLUSIONES FINALES

Juan Domingo Perón tuvo una decidida voluntad política para impulsar la integración latinoamericana con el objetivo de independizar económica y políticamente a la región de las potencias mundiales en un mundo de postguerra bipolar.  Como pudimos ver la enunciación discursiva de sus ideales y propuestas no sólo tuvieron un enorme valor simbólico, sino que se articularon con iniciativas prácticas reales, que lo convirtieron en un político qué en su tiempo y contexto histórico, tuvo una fuerte influencia en la región. Considero que fue un actor preponderante en el impulso de la integración latinoamericana, reconfigurando la geopolítica de nuestro continente hispanoamericano y combatiendo al imperialismo, en una tercera posición que no era ni comunista ni ultracapitalista. Perón luchó incansablemente para retomar aquel anhelo de unión latinoamericana y Patria Grande, en consonancia con el proyecto inconcluso y línea histórica de San Martín y Bolívar: “Dios quiera que el destino de América, confiado en las manos, en la inteligencia y en el entusiasmo de la juventud, cuyos sectores estamos compartiendo en toda nuestra América, nos ilumine para que cada uno de nosotros, argentinos, brasileños, chilenos, peruanos, luchemos por esa causa, que es la causa superior de América”. En tal sentido claramente Perón es un pensador nacional, dado que por todo lo que abordamos, su postura e impulso de la integración latinoamericana hacen que sea un fiel y claro exponente del Pensamiento Nacional y Latinoamerciano.

*Imagen: Autor: Simón Chávez, extraída de: https://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/hace-93-anos-la-vida-nos-regalaba-don-fermin-chavez

Bibliografía

-Perón, Juan Domingo, Tercera posición y unidad latinoamericana, prólogo y selección de Fermín Chávez, Buenos Aires, Biblios, 1985.

Marcelo Iglesias
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