¿Cuándo nació la Argentina?. Una visión desde el constitucionalismo nacional

Damián Descalzo

Introducción

Hace unos días escuchamos a una historiadora manifestando que nadie se “reivindicaba” como argentino en 1810 y 1816. Pero, en rigor de verdad, Vicente López y Planes, exalta esa condición, varias veces, en la letra de su “Marcha Patriótica” (el actual Himno Nacional de Argentina) escrita en 1813. El mismo autor que, en 1807, había escrito un poema heroico en memoria de la gloriosa defensa de Buenos Aires contra el ejército inglés de julio de ese año y lo había titulado “El triunfo argentino”.

A su vez, desde cierto tecnicismo historiográfico, que por su patética pretensión cientificista nos hace recordar al personaje de Lucio Negri, el “medicucho” del “Adán Buenosayres” de Leopoldo Marechal, se busca imponer que la “Nación Argentina” es una “ficción” que surgió luego de la batalla de Caseros y se plasmó en el texto constitucional de 1853. 

Desentrañar el origen de la argentinidad no es tarea sencilla y escapa a la exactitud aritmética, pero es preciso esbozar argumentos, desde una posición patriótica, para contrarrestar aquella tendencia que niega la realidad. Esa es la finalidad del presente artículo. 

La génesis de la Argentina

“La República Argentina es producto de la colonización y conquista hispánica”, expresó Juan Domingo Perón el 23 de junio de 1944. Partiendo de esta premisa nos proponemos responder el interrogante planteado. 

En lo personal, considero que la génesis de nuestra nacionalidad se remonta al siglo XVI. Entiendo que el nacimiento de la Argentina fue resultado de una sucesión de acontecimientos que se produjeron en esa centuria. Así las cosas, la Argentina es hija de un proceso que se inició con el descubrimiento del Río de la Plata por parte de la expedición de Juan Díaz de Solís (1515/6) y que tuvo como hitos históricos, entre muchos otros, la primera Santa Misa en territorio nacional (1520); la fundación de la mayoría de sus principales ciudades, a saber: Buenos Aires (1536-1580), Santiago del Estero (1553), Mendoza (1561), San Juan (1562), San Miguel de Tucumán (1565), Córdoba y Santa Fe (1573), Salta (1582) y La Rioja (1591); la aparición de la mención de la “Terra Argentea” en el mapa Lopo Homen (1554) y la creación de la primera diócesis católica (1570).

Ubicar el origen de nuestro país en el estuario platense no es capricho ideológico, sino un dato de la realidad. “El nombre de tu Patria viene de argentum. ¡Mira que al recibir un nombre se recibe un destino!”, nos canta Marechal en su “Didáctica de la Patria”. Argentina es la tierra de la plata. Argentina y Río de la Plata son sinónimos en el majestuoso poema del sacerdote católico, Martín del Barco Centenera, titulado “La Argentina o la conquista del Río de la Plata”. Esta obra, contribuyendo a lo antes apuntado, también fue escrita a finales del siglo XVI. En su dedicatoria de Lisboa de 1601, el autor explicó que la llamó “Argentina, tomando el nombre del sujeto principal, que es el Río de la Plata”. Finalmente, vale agregar que el poema fue publicado en la capital portuguesa en 1602. Propongo que ese año se considere cumplido el proceso de gestación de la Argentina. 

Nación no es sinónimo de Constitución Nacional 

Es tan ridículo suponer que Argentina nació en 1853 como pensar que Italia nació en 1848, 1861 o, peor, en 1947. No debe confundirse un documento jurídico escrito con la múltiple y variada realidad de una nación. 2000 años antes de la promulgación y aplicación en toda la península del Estatuto Albertino, Italia ya existía. Julio César en sus “Comentarios a la guerra de las Galias” o Cicerón en el discurso de “De Domo Sua”, para mencionar apenas dos ejemplos, hacen reiteradas referencias a “Italia”. Nadie sensato podría afirmar que Italia empezó a existir en 1861 con la unificación moderna. Repetimos, no debe confundirse la estructura formal estatal con la existencia cultural, social, política de una nación. 

Antecedentes constitucionales argentinos 

Volviendo al caso argentino, incluso si nos ceñimos a la cuestión normativa constitucional, no es cierto que la denominación de “Argentina” recién aparezca en 1853. 

En este punto vamos a tratar exclusivamente los antecedentes constitucionales de la Carta Magna de 1853. Es correcto afirmar que en las normas surgidas de los primeros gobiernos patrios, con posterioridad a la Revolución de Mayo de 1810, no se menciona, textualmente, a la Argentina, sino a “las provincias del Río de la Plata”. Así consta, entre otros documentos, en el Reglamento sobre el despacho y ceremonial en actos públicos del 28 de mayo de 1810; en el bando de la creación del Triunvirato de septiembre de 1811 y en el Estatuto Provisional de finales de ese mismo año. Hacia 1813, en la legislación emanada por la asamblea constituyente que se hizo famosa por el año del inicio de sus actividades, se le agregó el adjetivo “unidas” a las provincias rioplatenses. Así tenemos innumerables resoluciones que refieren al gobierno de las “Provincias Unidas del Río de la Plata”. No obstante, cuando mandaron a acuñar moneda, determinaron que figure un letrero con la leyenda “Provincias del Río de la Plata”. 

Pero es necesario reiterar una excepción al respecto sobre la supuesta ausencia de la denominación “Argentina”. En los prolegómenos del tercer aniversario de la Revolución, la Asamblea del año XIII, promovió una serie de distintivos nacionales, entre los cuales se encontraba la llamada -y antes mencionada- marcha patriótica, en la que aparecen los términos “argentino” y “argentinos” como adjetivo o como sustantivo. 

Continuando con el recorrido, debemos acotar que por aquellos años se proyectaron diversos textos constitucionales en los que abundaban las menciones al gobierno de las provincias rioplatenses.

Avanzando en el tiempo, nos encontramos con el Acta de Independencia del 9 de julio de 1816. En ese trascendental documento se alude a las “Provincias Unidas de Sudamérica”. Misma denominación se usará en la Constitución de 1819.

En el Tratado de Pilar de 1820, celebrado entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, se habla de “Provincias unidas”.

En cambio, en el Tratado del Cuadrilátero de 1822, al que se suma Corrientes, ya se habla de “provincias de la Nación”. 

En 1824 se reúne un nuevo Congreso General Constituyente de “las Provincias Unidas del Río de la Plata”. En febrero de 1826, el mencionado organismo establece por ley la creación del Poder Ejecutivo Nacional que, en su artículo 3°, señala que “La persona electa será condecorado con el título de Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.

Pero cuando, a finales de ese mismo año, dicta una nueva Constitución, explícitamente se mencionan los términos “República Argentina” y “nación argentina”. Es la primera vez que aparece la voz “argentina” en un texto constitucional. De ahí en más el término se impondrá definitivamente, aunque el ámbito legislativo seguirá cumpliendo funciones durante 1827, bajo el nombre de “Congreso General Consituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.

No es un dato menor esto: la denominación de “República Argentina” y “Nación Argentina” fueron enunciadas, en un texto constitucional, por primera vez, por un Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. No es un dato menor, decía, para afirmar lo que debería ser evidente pero algunos se ocupan en negar o tergiversar: LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL RÍO DE LA PLATA y la REPÚBLICA ARGENTINA SON LO MISMO. Son diferentes denominaciones oficiales de una misma Nación, la Argentina.

En nuestro Himno Nacional cantamos en la misma estrofa “Ya su trono dignísimo abrieron las Provincias Unidas del Sud/ Y los libres del mundo responden: ¡Al gran pueblo argentino, salud!” 

Asimismo, lo establece, actualmente, el artículo 35, vigente ininterrumpidamente desde su reforma en 1860, de la Constitución Nacional:

“Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias Unidas del Río de la Plata; República Argentina, Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del Gobierno y territorio de las provincias, empleándose las palabras ‘Nación Argentina’ en la formación y sanción de las leyes”.

Ya que mencionamos a la Confederación Argentina, es importante remarcar que, en su documento fundamental y fundacional, en el Pacto Federal de 1831 -más de dos décadas antes que se dicte la Constitución de 1853-, ya se habla de “Estado Argentino” (art. 2°) y de “República Argentina” (art. 15°). 

Conclusiones

En definitiva, es preciso que el pensamiento nacional en general, y el revisionismo histórico en particular, emprenda un trabajo de investigación y divulgación para que los argentinos tengamos una real conciencia histórica de nuestros orígenes. Nuestra nación tiene más de 5 siglos de historia. No dejemos que nos roben nuestro glorioso pasado, nuestras propias raíces. Argentina es heredera del Virreinato del Río de la Plata y también de la Gobernación del Río de la Plata, creada en 1617. 

Su nacimiento en el estuario platense no la limita a ese sector. Ha recibido el nombre de Argentina; ese mineral se encuentra en los Andes y en la Antártida , no en el Río de la Plata. Como recordamos con anterioridad, enseñaba el gran Leopoldo Marechal, que al recibir un nombre, se recibe un destino. El destino de la Patria de los argentinos es avanzar hacia los Andes y hacia el Sur Austral.

Imagen de portada. Fuente: www.memoriachilena.gob.cl

Damián Descalzo
Damián Descalzo
Ver más publiciones
Scroll al inicio